"Por el 469 Aniversario de Huánuco" la Biografia de su hija más celebre Micaela Villegas Hurtado "La Perricholi"

María Micaela Villegas Hurtado
“La Perricholi”

Si retrocedemos en el tiempo hasta mediados del siglo XVIII, y nos ubicamos en Perú en el apogeo del virreinato, encontraremos un personaje que escandalizo a la mojigata y ultra católica aristocracia limeña, enamoro con sus versos a toda la población masculina del Virreinato, remeció los muros del Palacio de Gobierno y dejaría huella en el arte, la música, la pintura, el baile, la literatura, el teatro; pasaría a la historia como la actriz que puso como loco a un anciano Virrey, y que su figura seria la inspiración para embellecer, con monumentos la capital del Virreinato, su romance seria la comidilla de la sociedad limeña, el pueblo y para algunos un instrumento para conspirar en contra del representante del rey “el Virrey de la Ciudad de los Reyes”, Don Manuel de Amat y Junyent aristócrata catalán.

Palacio de los Virreyes

Lima 1750

En lima de 1745 contraían nupcias Don José Villegas y doña Teresa Hurtado de Mendoza, padres de Micaela, quien sería la primogénita de ocho hermanos; don José Villegas era bohemio, guitarrista, poeta, capitán, contador.

En el año 1746, ocurre lo imprescindible, el siniestro terremoto que sacudió Lima y dejó en la ruina económica a muchas familias y los Villegas - Hurtado no eran la excepción. La situación se agrava y emigran a Huánuco, el padre se dedica al transporte de carga entre Huánuco y Cerro de Pasco.

Fue ahí en la tierra de los "Caballeros de León de Huanuco"(Perú), el hermoso valle del río Huallaga del mejor clima del mundo, donde en 1748 nació Micaela Villegas Hurtado "La Perricholi" en el pueblo de Tomayquichua, debido a que por aquel entonces, no habían registros de nacimientos y estando Miquita bebe apenas de dos meses, sus padres deciden llevarla a Lima. Es inscrita su partida de bautismo en la iglesia El Sagrario de Lima, después de 62 días el 1° de Diciembre de dicho año, como si hubiese nacido en dicha ciudad.

"Casa de la Perricholi en Huánuco"

De su niñez poco se sabe, la familia de su madre, De Borda y Echevarria, serán quienes se ocupen de su educación, algo escasa por ser mujer y no poder contar con recursos suficientes, pero aquello no fue obstáculo para que desarrollara sus cualidades histriónicas de actriz y cantante; Miquita (nombre con la que le llamaban sus amistades de cariño) demostraba que era una persona culta, de hábil memoria gustaba de leer a los autores clásicos cosa poco usual para una mujer de su época. Dotada de imaginación ardiente y fácil memoria recitaba con suma gracia romances caballerescos y escenas cómicas de Alarcón, Lope y Moreto; los clásicos del siglo de oro español. Tocaba con habilidad la guitarra y el arpa, contaba con encanto las tonadillas de moda.

Todo esto, además de incrementar su cultura, le permitió desde el primer día que pisó el escenario del "Coliseo de Comedias" de Lima, hechizar al exigente público. No existiendo en esa época escuelas de arte escénico, para Micaela no fue problema esto ya que se las ingenio para aprender a actuar y cantar en el escenario, encantando con su naturalidad a su público. Con sólo dieciocho años, se convirtió en la actriz más mimada y querida de entonces.
El 12 de Octubre de 1761 llegó a Lima, don Manuel Amat y Junyent, haciéndose cargo del virreinato del Perú contando con 57 años, el pueblo lo aclama con estrépito y se le realiza una corrida de toros llevada a cabo en la Plaza de Armas. Allí vio Miquita por primera vez al virrey cuando apenas contaba con 13 años.

Virrey del Perú Don Manuel de Amat y Junyent

Siendo muy joven a los 14 años en 1762, la poca fortuna de sus padres y con siete hermanos menores a cuestas: Josefa, Félix, María, José, Antonio, José Humberto, María Ludgarda, decide ayudar a la casa familiar, para ello contaba con la suficiente educación y el arte en sus venas. Micaela comenzó a trabajar en las tablas. "con su gracia dinámica extraordinaria y una picardía excitante y siempre renovada, a la quedaba realce su repertorio de canciones deliciosamente intencionadas, dichas con las más graciosas malicias y entornadas con una voz de cálido timbre"... "más enderezadas a la conquista masculina de la platea que el persuasivo deleite.

Luís Alberto Sánchez nos dice que Micaela se entrenó como comparsa, ascendió a partiquina, antes de los veinte figuraba como actriz. El empresario de teatro masa no se cansaba de mirar y remirar a la trigueña y picante mozuela, de ojos fulgurantes, todavía modestas en el vestir, pero bajo cuyo rebozo y apretado corsé, se adivinaban las atomizadas curvas de su belleza.

En 1767, cuando ella contaba con 18 años, conoce al virrey que tenía un gusto especial por los espectáculos, en una de las funciones del teatro, llego a ver a la hermosa actriz mestiza, de la que todo el pueblo hablaba y llega a ser su “favorita” empezando así el romance, ese mismo año es madrina de su sobrina MaríaToribia Villegas y Cárdenas, hija de su hermano José Félix, en ese año también se construye la Plaza de Toros en Acho. Y como virilidad era algo que no le faltaba al Virrey de sus relaciones nace en 1770 su único hijo don Manuel Amat y Villegas, hijo natural del Virrey, contando ella con apenas 22 años y el 66.
Nos cuenta Tamayo Vargas que "El pueblo de Lima, la masa popular coreaba, en tanto orgullosamente a la mestiza, a la auténtica peruana rebelde que había demostrado definitivamente su poder sobre el godo". Era Micaela, heroína, la mestiza que había roto la rígida estructura social impuesta por, los españoles, era la “virreina”, la protegida del virrey, nadie podía pasar por encima de ella o hacerle algún desaire.

Llego un momento en que todo el mundo sabía del romance entre la actriz y el Virrey, los chismes circulaban entre las damas, tras sus lujosos abanicos, hasta en la servidumbre, todos cuchicheaban sobre ellos, inventaban historias algunas distaban mucho de la verdad y otras eran muy ciertas, el romance clandestino comenzó como secreto, hasta que pasaron las paredes del palacio, tanto así que la población se acostumbro a ver a “la pareja de enamorados”; era común ver vestida de hombre escondida entre el sequito del Virrey a Miquita, en su caballo cabalgando cerca del él.

La vida cultural en el gobierno del Virrey Amat se desarrollo con mucha fluidez, fue impulsor de las letras y el arte, gracias a la intervención de su protegida, su querida Miquita (que equivaldría a una especie de Madame de Pompadour) a la que le dedico obras arquitectónicas de gran belleza,como La Alameda de los Descalzos, el bello palacete La Quinta de Presa, el Templo de las Nazarenas que albergaría la imagen del Señor de los Milagros de la cual era devota y El Paseo de Aguas, que fue construido para impresionarla. Dicen que cuando éste le profesó su amor, ella le respondió que lo aceptaría si él pusiera la Luna a sus pies, entonces el Virrey mandó construir el Paseo de Aguas, acordonado por unos arcos de estilo Francés y al centro una amplia fuente donde se reflejaba el cielo, y en una noche de luna llena la llevó al borde de dicha fuente, diciéndole “... hoy pongo la Luna a tus pies”...

Alameda de los Descalsos

Palacio Quinta Presa

Paseo de Aguas

En 1775 - 1776 son dos años triunfales de Micaela Villegas. En ellos transcurre “el capricho de la calesa " que Amat regalara a La Perricholi:

“La Carrosa de Oro”

Fue uno de los tantos escándalos en los que se vio envuelta Micaela, se cuenta que fue un día en la cual Toda la ciudad de los virreyes se volcó a celebrar el otorgamiento de la Orden de San Genaro a favor del popularísimo, y farandulero Virrey Amat. A Doña Micaela Villegas no se le ocurrió otra manera de demostrar su poderío asistiendo a los festejos centrales en una despampanante carroza, lujosamente ornamentada, enchapada en oro y plata, tirada por cuatro mulas haciendo gala de un privilegio reservado sólo a los grandes nobles, los cuales se pusieron colorados de la histeria, al ver a la actriz del populacho, en tal magnificas galas.

La ostentación no solo se trataba de su vestido y joyas si también hasta en la manera de vestir reluciente de los criados. Un nuevo escándalo de la diva del virreinato; que opaco hasta el mas encopetado aristócrata.

Se encontraba de regreso para su palacete rococó la Miquita, en lo avanzado de la noche, ve caminar por esas calles silenciosas al rector de la parroquia de San Lázaro. Detiene su coche para enterarse que hacia un hombre santo, a tan altas horas de la noche caminando presuroso (El sacerdote que en sus manos llevaba un pequeño cáliz).

Se entera la dama que se trata de la sagrada eucaristía. Que se destinaba a administrarlo en un moribundo, antes de su partida al más allá. La Perricholi fiel devota católica se conmovió, y sin pensarlo mucho, decide acompañar a pie la marcha de la carroza. No se sentía digna de transportarse al lado del sagrado cuerpo de Cristo. Arrepentida y avergonzada Miquita entendió que subir otra vez a esa carroza podría profanar el carruaje que había portado la sagrada eucaristía. Consternada de culpa por la ostentación consumada regaló su carroza y los animales de tiro a la parroquia de San Lázaro.
Las consecuencias de este acto, fueron largamente, comentados por todos los pobladores del virreinato del Perú y también en el extranjero el Dramaturgo francés Prosper Mérimée publico en 1830 “Le Carrosse du Saint Sacrement”; con el transcurrir de los años la carrosa, fue conservaba hasta que por el tiempo dejo de ser usada y fue conservada por la parroquia como un atractivo turístico, hasta su deterioro.

Pero así como era conocida la caridad de Micaela Villegas, también lo fue por sus escándalos esta mujer, incidente que marco definitivamente su vida fue “el chicotazo”, suscitado en el teatro y que le costo el favor del público y del Virrey que la abandono por un corto tiempo:

EL BOCHORNOSO INCIDENTE DEL”CHICOTAZO”

Micaela Villegas figuraba como primera actriz en el cartel protagónico del teatro donde se representaba un clásico del siglo de oro español “La Dama Duende” de Calderón de la Barca”. Donde también la acompañaban en el estrado, el empresario-dueño y primer actor, “el galán” (este se contentaba con los “favores” de la Inesilla que era una actriz de menor rango, ya que no podría atreverse a ni siquiera desear los encantos de la Perricholi amiguita del Virrey).

Aquel día el teatro se encontraba repleto, todos distribuidos según las clases sociales de la época, y entre ellos se encontraba nada menos que el protector “el Virrey” en su palco; empezaba el espectáculo y se encontraba la primera actriz, la Perricholi recitando sus versos con toda la intensidad que el papel se lo requería, tan concentrada ella en su actuación, hasta que escucha una vocecilla que la desconcentra, ella prosigue con su dialogo sin prestar atención, hasta que vuelve a escuchar aquella vocecilla, y escucha claramente “Más alma mujer, más alma...”, la primera actriz se sulfura pero trata de controlarse, y otra vez la vocecilla;“Más alma mujer, más alma...”, aquella vocecilla era del primer actor que se encontraba en el escenario, la Perricholi en todo su orgullo trata de conservar la calma, pero escucha algo que jamás pasaría por alto “Vamos mujer, pon más alma...” El altanero sigue el susurro y hiere el orgullo de Miquita: “Que si, mujer, que sí, que si esto lo hiciera la Inesilla, lo recitaría mucho mejor...”; ni bien nombra a la patética actriz Miquita saca de su traje un chicote y en un abrir y cerrar de ojos, azota al primer actor, y de su rostro brota la sangre, el público, se queda asombrado pensando que se trataba de algo actuado, pero al ver al hombre retorcerse en el suelo, se empiezan a escuchar los abucheos, un escándalo se arma en el teatro en contra de Miquita, todo esto ante la presencia del Virrey quien sin pensarlo dos veces había desaparecido de su sillón, del palco oficial y del teatro.

Después de esta actitud perricholesca, no pudo seguir interpretando su papel en “La Dama Duende”, porque el herido no solo era el actor principal, sino también el dueño, en su reemplazo se puso a la Inesilla, quien a pesar de todo su esfuerzo no pudo igualar a Miquita quien no tuvo otra opción que pagar las consecuencias de su ímpetu, se refugió en su palacete rococó, que su amante el Virrey le había mandado a construir este acto provoco la ira del mismo, que tras una acalorada discusión la abandono. Miquita se quedo sin su amor, sin poder y sin el cariño de su público. Pero el tiempo no pasa el vano y con ello se olvida todo, así que poco a poco el publico recordaba con nostalgia a su mestiza, la gran actriz y a pedido de ellos que hasta recurrían a su palacete para intentarla convencer de regresar al escenario y no solo el público se acero, sino también el virrey que extrañando a su querida y amada Perricholi la perdono de haber sido protagonista del escandaloso suceso. Y el regreso de la Perricholi fue triunfal, se pusieron en escena las mejores obras de Lope de Vega, Calderón, Quevedo y demás glorias del Siglo de Oro Español.

Todo principio tiene su fin y el romance de ambos empieza a consumirse con la llegada de Manuel Guiror, el nuevo Virrey del Perú el 26 de Mayo de 1776, allí término el apogeo de la Perricholi, cuando tenía 28 años y Amat 72, un romance que duro casi 10 años.

Para empeorar la situación de Micaela empiezan a circular versos satíricos sobre La Perricholi y el Virrey, incluyendo " El Drama de los Palanganas Veterano y Bisoño", atribuido a Francisco Ruiz Cano, según Vargas Urgente y Tamayo Vargas: " es un panfleto de sátiras difamantes contra el Virrey y sus escandalosos amores con Micaela Villegas. Se reúne todo tipo de malicias, rencores, chismes, calumnias, insultos, envidias y dicterios: puede ser considerado como emporio de picardía, saña y odio escritos". Todos los libelos considerados ofensivos fueron prohibidos de publicarse y de circular por Real decreto del Virrey que sucedió a Amat, con fecha de Marzo de 1777 y que tuvieron severa pena de multa.

El 17 de Julio se hizo entrega del mando al nuevo Virrey Manuel Guirior, pero Amat pasó muchos meses a lado de Micaela hasta que zarpó "El Peruano" que lo había de llevar a España el 4 de Diciembre de ese mismo año de 1776.

Micaela ya contaba con 28 años, la despedida sería eterna, y eterno sería el vía crucis que la esperaba sin la defensa de su mayor protector el Virrey, Él tendría un juicio de residencia legal y público, ella sufriría la ira de aquellos, que estaban en contra de Amat; solamente le quedaba la resignación y la búsqueda de un nuevo amor.

En 1778, dos años después de su separación del virrey, Micaela se despide de los escenarios, más no del teatro, pues continuó en él, pero laborando en la parte empresarial. Como empresaria demuestra una gran sensibilidad social, protege a los artistas e impulsa al teatro.

Por encargo del Amat, en 1781, La Perricholi adquiere en donación la propiedad de la Quinta y Molino de don Pedro N. Del Portillo que se encuentra en la esquina de la Alameda y Capacabana, ella mejora enormemente la finca dándole características especiales de buen gusto en la ornamentación y arreglo, pero Micaela siguió viviendo en el barrio de San Marcelo, con su madre Teresa Hurtado, con su hijo Manuel Amat y sus esclavos carmen , Mercedes y Antonio . Para esa época ya convivía con Echarri.
A los 72 años Amat se casa con una sobrina 50 años menor, para la cual construye un hermoso palacio conocido como la virreina, poco tiempo después fallece en Barcelona a los 75 años, el 14 de Febrero de 1782. Micaela Villegas después de este suceso y cuando contaba con 46 años se casa en Lima el año de 1794 con don Vicente Fermín de Echarri y Sorozabal, amigo en las lides del teatro.

Su hijo Manuel Amat y Villegas se casa en Lima el 1798 con Margarita García Mancebo y Larrea, éste de espíritu patriota con el tiempo firmará el acta de la independencia y fallecerá el 1850. Fruto de este enlace surgieron cinco hijos que en la actualidad existe su descendencia, uno de ellos don José de Amat y García Mancebo, será coronel del ejército, Subprefecto e Intendente de Lima y en 1856, prefecto del callao, muere en Lima, el 1881, durante la ocupación Chilena.

En el año 1807 fallece su esposo, con quien no tiene descendencia, quedándose sola, ayuda a criar a sus nietos. Al final de su vida vendió sus propiedades, repartió su dinero entre los pobres y profesó como monja carmelita, dando muestras de virtud cristiana y muriendo en paz con Dios y su conciencia. El 16 de mayo de 1819, Micaela murió en su casa de la Alameda Vieja, a la edad de 71 años, cuando ya se auguraban vientos independistas y se preveía la independencia del Perú y América.

"La Perricholi" representa la personificación completa de la limeña genuina del siglo XVIII, que tuvo por patrimonio la gracia y la hermosura, la debilidad y la ambición, la ternura y la caridad. Amo mucho al mundo, pero más a Dios. El amor del mundo la perdió en sus verdes años, pero el amor de Dios la salvó del abismo de flores en la que se hallaba sumida", así nos dice Lavalle.

La Perricholi fue una de las mujeres peruanas más célebres del siglo XVIII. Su nombre fue conocido en todo el mundo, al punto que ha inspirado películas, novelas, tradiciones,versos, obras teatrales, operetas y óperas. La más famosa de ellas es la opereta bufa francesa “La Perichole” de Jacques Offenbach, estrenada en 1868, así como la película Le Carrosse d'or de J. Renoir, los amoríos del virrey y de la actriz también fueron representados en la danza, en 1992 la compañía de ballet del teatro Municipal de Lima presento por primera vez “La Perricholi”, ballet de dos actos y cinco escenas, con motivo de las fiestas patrias del Perú.

escena de vallet "La Perricholi"

pelicula "El Puente de San Luis" donde la española Pilar Lopez de Ayala interpreta a "La Perricholi"(Micaela Villegas)

En Huánuco, específicamente Tomayquichua no le ha negado su natalidad a La Perricholi, como lo hicieron su parentela arequipeña y limeña, lo que es peor aún le negaron su consaguinidad y genealogía familiar por muchos años. La negaron parientes y descendientes que ocuparon cargos importantes en su época y de venir histórico. Quizás lo hicieron por no considerarla de su "linaje aristocrático", y por ser considerado para la sociedad la profesión de actriz algo poco decente.

Tal fue la fama de Miquita Villegas que el pueblo de Tomayquichua conservó su casa en que nació, precisamente situado a la margen del Camino Real que unía a Ambo con Huanuco, ya sea que se viniese de Cerro de Pasco o de Lima vía Oyón -Huácar . En la actualidad, se conserva como reliquia histórica y se da uso turístico, en ellas se exhiben réplicas de retratos, la cama, cocina, utensilios y una calesa de "La Perricholi”, y hace un par de años se levanto en la plaza un monumento en honor a ella.

SOBRENOMBRE DE "LA PERRICHOLI"

Se tejieron diversas historias el del porque de este sobrenombre, la gran mayoría lo usaron para referirse despectivamente a Micaela Villegas como la perra-chola, que era el significado para muchos, de los que no vivieron en aquél siglo, es más aún uno de nuestro reconocido recopilador de tradiciones peruanas Ricardo Palma se inclino por este significado, pero dudo mucho que alguien se hubiera atrevido a llamar perra-chola a Micaela teniendo ella influencias tan poderosas, aquí algunas versiones del porque de este singular apodo:

Ricardo Palma: En sus tradiciones peruanas nos dice que Amat acostumbraba llamarle ¡perra chola!, que al pasar por su boca sin dientes por su marcado acento de catalán se convertía en perricholi.

Adolfo Gustavo Otero: Nos dice, el escritor boliviano que el dicho de Amat fue pretixol o peti-xol que en catalán, significa, dije, alhaja o joya. También podría ser petichole, que en francés equivaldría a cholita.

Lohmann Villena: Historiador cuya hipótesis es la más acertada, va en contra de todas las concepciones anteriores sobre el mote de la Perricholi, la sustenta en que por aquellas épocas el 8 de julio de 1740 se enterró a Juan Gálvez en San Agustín y los gastos los costeó Perricholi, persona patentada que tenía esclavos. Años después Micaela Villegas, entre su niñez y pubertad, tuvo que trabajar como empleada del hogar en esa misma familia italiana perricholi,, el que se pronunciaba "Perricholi", Igual suceden con otos apellidos : Paccioni, se pronuncia pachioni, Piccilin se pronuncia Pichilin, Narducci se pronuncia Narduchi, Manucci se pronuncia manuchi. Del apellido Periccioli que se pronuncia perricholi, existen registros de sus permanencias en Lima. Los patrones de Miquita salieron del país y su apellido quedó grabado para siempre, por eso que mucho antes que Amat la conociera en el teatro, ya la gente la conocía como "Perricholi" como herencia de aquella familia a la que había servido ¿Cómo la iba a llamar "Perre - Chola", si el Virrey la adoraba y amaba locamente? La respuesta: Es la envidia de las familias y jovenzuelas capitalinas al ver como una provinciana de condición humilde que había sido servidumbre, se transformase en gran artista de teatro, admirada por todo Lima en sus diferentes niveles sociales. Lograba así hechizar al Virrey y a la sociedad de aquellos tiempos, que la tildaron de mujer liberal. Contundentemente se desvirtúa el apelativo con sentido peyorativo que le dieron.